Qué es un testamento:

El testamento es un documento por el cual una persona expresa su voluntad, estableciendo las disposiciones que deberán adoptarse sobre sus posesiones cuando fallezca.

Según la ley española, cada uno de los herederos tiene derecho a una parte llamada “la legítima” de la que no puede ser despojado.

El testamento puede hacerlo toda persona mayor de 14 años y en pleno uso de sus facultades mentales, y se recomienda seguir los consejos de un especialista.

Es un acto de madurez y responsabilidad: Realizar un testamento es propio de personas que saben que el futuro exige garantías.

A pesar de ser un tema prioritario, cierto ajetreo en nuestra vida no nos permite sacar tiempo necesario para realizarlo. Afortunadamente, hoy en día también es posible hacer el testamento de forma online.

¿Dónde se hace un testamento?

El trámite consiste en acudir a un notario con el documento nacional de identidad (DNI) para expresar tu voluntad por escrito.

El notario redacta el testamento según los deseos manifestados por el testador, y refleja con claridad el lugar, la fecha y la hora en que se ha otorgado el testamento.

Su intervención es fundamental porque garantiza que se cumplan todas las formalidades legales, además de ser el que se encarga de conservarlo, dándole una copia al testador.

El notario mantendrá la más absoluta garantía de secreto y confidencialidad en cuanto a la existencia del testamento. Éste será archivado en el “Registro de Últimas Voluntades” y saldrá de ahí el día pertinente con todas las garantías que requiere el acto de nuestra última voluntad.

¿Cuánto cuesta?

Existen tres tipos de testamentos: el testamento abierto, el cerrado y el ológrafo.

El testamento abierto es el más habitual, en el que el testador manifiesta sus últimas voluntades delante de un notario hábil.

El precio oscila entre los 38 y 50 € dependiendo del notario y la complejidad del mismo: raramente supera los 75€. Además, como hemos dicho anteriormente, es un trámite sencillo y lo único que necesitas es el DNI.

Por otro lado tenemos el testamento cerrado, en el que el testador, sin revelar su última voluntad, declara que ésta se halla contenida en un papel o carta que presenta a las personas (normalmente el notario) que han de autorizar el acto.

Es decir, es el testamento que la persona escribe y mete en un sobre cerrado, y que seguidamente entrega al notario para que lo guarde. El notario no conoce su contenido.

Por último está el testamento ológrafo, aquel que escribe el testador de su puño y letra. Lo guarda él mismo o lo entrega a una persona de su confianza, y por lo tanto, es gratuito.

Pero cuidado!!! Para que este testamento sea válido, se deben cumplir unos requisitos: los herederos deberán presentarlo ante un Juez de primera instancia del último domicilio del testador, o al del lugar en que éste hubiera fallecido, dentro de los cinco años contados desde el día del fallecimiento. En consecuencia, los herederos deberán afrontar los costes del proceso judicial.

Si deseas obtener más información sobre testamentos u otros servicios funerarios, no dudes en contactar con nosotros.