La idea de que “Existe algo más allá cuando el cuerpo deja de funcionar y desaparece” ha constituido unos de los pilares del pensamiento humano a lo largo de la historia. Este pensamiento se ha desarrollado mediante innumerables mitos, sagas y rituales. Filósofos, pensadores y científicos de todas las épocas han tratado de dilucidar este enigma inquietante. En el post de hoy os hablaremos de la historia de la muerte antes del cristianismo.

Es muy probable que al principio, con la aparición del homo sapiens en la tierra, la muerte fuese considerada con la misma indiferencia con la que algunos animales contemplan el final de la vida de sus semejantes. No obstante, a medida que el ser humano fue desarrollando conciencia de sí mismo, empezó a comprender que otro ser humano tiene las mismas características y el mismo destino que él. Así se empezó a comprender que todo lo que nace acaba por morir. La muerte se dejó de ver con total indiferencia y se desarrollaron sentimientos de apoyo y afectividad.

El Homo Sapiens consideraba la muerte con la misma indiferencia con la que los animales la contemplan. La celebración de funerales y el culto a los muertos parece haberse iniciado en el mesolítico con los enterramientos cubiertos de omóplatos de mamut. Esta idea cobró gran importancia en el neolítico, según nos revelan los restos que de ese tiempo se conservan. Dólmenes y monumentos megalíticos eran los elementos funerarios de esa época.

La civilización egipcia se basó enormemente en el concepto de la vida ultraterrena. Sus expresiones artísticas nos demuestran la adoración que este pueblo tenía por la vida eterna. Algunos ejemplos de ello son: la conservación de los cuerpos por medio del embalsamamiento, la grandiosidad de sus tumbas o sus textos y rituales como El Libro de los Muertos. Para ellos, la vida terrestre era exclusivamente una oportunidad de preparar su existencia eterna, todo estaba supeditado a este fin.

Para los egipcios, la verdadera razón de ser era la vida ultraterrena. La vida terrestre sólo una preparación para la eternidad. Queremos mencionar también a dos grandes pueblos de nuestra historia antigua: el griego y el romano. Dentro de la historia de la muerte, los griegos y los romanos tuvieron una inquietud importante, aunque su concepto de una posible existencia después de esta vida fue confuso y estuviese decorado con fábulas mitológicas, como la de Orfeo y su descenso a los infiernos, la de Hades y Plutón o la de Caronte y la Estigia.

Sin embargo, los filósofos de la época reflexionaron ampliamente sobre este problema. Así, Platón por ejemplo, consideraba el ser humano como una infinita continuidad, y para él todo lo temporal constituía lo irreal, y la realidad estaría formada por lo eterno e inmutable. Por consecuencia, esta vida es apariencia y lo real es lo infinito que se encuentra después de la muerte.

En Filosofía, lo temporal es lo irreal y lo real, lo infinito.